Apareció uno de los principales enemigos de las artes escénicas: el aislamiento, alrededor del mundo festivales, salas de cines, encuentros académicos y culturales se han aplazado, con la esperanza que en el segundo semestre las cosas se normalicen.

El circo no ha sido la excepción, el circo no ha parado por más de cuatro mil años y justo en el 2020 hubo algo que hizo que parara por todo el mundo, ni siquiera la gripe española logró eso, justo en la era de oro del circo americano, Barnum hacía lo imposible por capitalizar y llevar el circo a todos los rincones del mundo.  Pero en este momento nos ha derrotado, nos ha mantenido encerrados, a nosotros que nos desesperamos con facilidad que somos inquietos por naturaleza y nos pica el trasero si nos quedamos quietos. 

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 ¿Como entonces reinventamos el circo? 

Muchos colegas se han dado a la tarea de dar clases online a alumnos que no ven, la comunidad se ha solidarizado con nosotros los artistas y nos han dado voces de aliento, se han proyectado obras de circo y teatro que antes eran exclusividad de festivales y personas con la capacidad de poder pagar cuatrocientos mil pesos para poder ver al circo del sol, somos esta clase de seres afortunados y desafortunados, porque nuestra labor tiene que ver con la capacidad del artista de poder emitir una emoción al cuerpo del espectador, en vivo y en directo, tanto que el espectador pueda sentir nuestro sudor. 

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¿Qué hacer para combatir la pandemia?

En estos momentos muchos de nosotros intentamos entrenar,mostrar todo lo que hacemos y tenemos en las redes sociales, bombardeamos las redes con nuestro arte, y yo les pido que no lo hagamos por completo, porque dañamos el factor milenario de que el espectador tenga emoción para volver a vernos, que esa catarsis no se dañe en el intento por mantener la cordura. 

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¿Qué esperar después de la pandemia?

algo que me alegra es que nos encontraremos con emoción, estaremos felices de tener espacio para poder entrenar, agradeceremos cada milímetro de libertad que nos ofrezca poder lanzar una clava bien alto, tener colchonetas y trampolines para realizar las acrobacias, vamos atestar Vertigo cirko y gravedad cero felices brincando de un lado a otro.  Vamos a llegar felices a A todo Malabar a compartir los trucos que sacamos en el aislamiento. Pero en ese afán de mostrar y mostrar y mostrar, no debemos salir desaforados por sobrecargar nuestro ser creativo. 

Porque seremos  totalmente diferentes después de esta pandemia, debemos ser camaleónicos, el mundo como lo conocimos no volverá a ser igual, el circo debe reinventarse al mismo tiempo que lo hace el mundo, no corriendo despavoridos a presentarnos en una plaza, no atestando los semáforos buscando el rebusque, debemos demostrar que como artistas somos seres capaces de formalizar aún más nuestra labor, exigiendo al estado calidad de vida digna, y solicitar que sea el circo y las artes escénicas como necesidad básica del ser humano, que en estos momentos nos salva, nos hace feliz escuchar música en el encierro, bailamos frente al espejo, reímos por la increíble poética del clown de Slava (que hemos visto un montón de veces pero vale la pena repetir).

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